El período que solemos denominar "Antiguo Egipto" es la época en que fue gobernado por los faraones, a partir del año 3000 a. C. En el Valle del Nilo se desarrolló una de las primeras grandes civilizaciones agrícolas de la antigüedad. El estrecho valle del río, en el área regada y fertilizada por sus crecidas, ofreció un medio extraordinariamente propicio para el desarrollo de una agricultura intensiva; pero al mismo tiempo obligó a una elevada organización del trabajo. La unidad básica y natural fue el "Nomo" , o pequeña provincia formada alrededor de los núcleos de población del valle y gobernada por miembros de la nobleza, pero la explotación nacional del país exigió la cooperación entre estos nomos, dificultada por las grandes distancias y la ausencia de buenas calzadas. La elevada densidad de población provocaba grandes crisis de subsistencias (hambre, enfermedades, entre otros) en el caso de una desorganización o decadencia del sistema de regadíos. Los productos básicos fueron el trigo (pan), la cebada (cerveza) y los animales domésticos. En los momentos de unidad y tranquilidad, la enorme cantidad de impuestos y prestaciones personales que pesaban sobre los campesinos trabajadores de la tierra, permitió a las clases propietarias de las mismas (faraón, clero, nobleza) acumular grandes capitales, que improductivamente invertidos en templos y tumbas, no contribuyeron al desarrollo de nuevas técnicas de producción o de uso agrícola, bastante primitivo; la situación económica y social pudo así mantenerse durante milenios, apoyada además en la ideología oficial que da un fundamento religioso a la existencia de las diferentes clases sociales. El valle no fue poblado durante el paleolítico, ya que los yacimientos de este periodo se encuentran en los límites del desierto. Durante el neolítico, poblaciones procedentes del este y del noroeste iniciaron la explotación de las posibilidades agrícolas del valle. El estudio de sus enterramiento ha permitido la clasificación de varias culturas que conocían la cerámica y el trabajo de la piedra dura, y algunas de las cuales practicaban el culto de los animales; en este período se formaron los nomos, por la cooperación entre las pequeñas comunidades locales. El llamado Imperio Antiguo fue un período de gran centralización del poder en la persona del faraón, auxiliado por una complicada burocracia y controlada por sus más directos familiares. El comercio exterior fue también considerado empresa estatal; importación de madera de Biblos, para vigas y barras; de incienso y mirra de Punt, en la costa somalí y de oro, ébano y marfil de Nubia, realizada a cambio del trigo egipcio o por medio de expediciones militares. Los artesanos llegaron ha alcanzar gran habilidad técnica, especialmente el la cerámica y el trabajo de la piedra dura y sus oficios se hicieron hereditarios. El mantenimiento del aparato estatal y del culto mortuorio del faraón representó una enorme presión fiscal sobre los trabajadores agrícolas. La VI dinastía acabó con la autonomía de las ciudades en el norte. Los gobernadores provisionales del sur se independizaron, lo que dio paso al llamado primer período intermedio durante el que se registró el establecimiento de asiáticos en el delta. La reorganización de la administración tuvo como consecuencia un aumento general de la producción, la influencia egipcia se extendió a Siria y a Nubia. El nuevo período intermedio se vio caracterizado por el establecimiento en el delta de las tribus asiáticas de los hicsos procedentes de Palestina, que adoptaron las costumbres egipcias, fundaron la XV y XVI dinastías y desde su capital, Avaris, extendieron su dominio a la casi totalidad del territorio egipcio, con excepción de Nubia y Tebas. Donde la XVII dinastía se había mantenido independiente . La conquista de Avaris señaló el inicio del Imperio Nuevo, durante el cual Egipto, por razones tanto comerciales como de seguridad, llevó a cabo una clara política imperialista respecto a Siria y Palestina e intensificó sus relaciones dentro del ámbito mediterráneo.
La egiptología
Sólo a principios del siglo XIX se constituye la ciencia de las antigüedades egipcias. Hasta entonces, los jeroglíficos o caracteres sagrados, grabados en la piedra de los monumentos, habían permanecido indescifrables, así como la escritura cursiva (hierática) empleada en los papiros. El descubrimiento de la "piedra de Rosetta" hecho por un oficial del ejército de Napoleón fue el punto de partida de los otros dos descubrimientos posteriores.Sobre esta piedra estaba grabado en dos lenguas, griega y egipcia y en tres escrituras, griega, demótica (derivada de la escritura hierática) y jeroglífica. Lo que en esta piedra se decía era un decreto de Ptolomeo fechado en 196 a. C. El francés Campollion, partiendo de esta inscripción, fue el primero en descifrar el enigma que habían significado hasta entonces los jeroglíficos y hacer un diccionario jeroglífico y una gramática egipcia.mDividiremos en tres períodos la historia del antiguo Egipto:
5000 a 2500 aproximadamente 1a. a Xa. dinastía. Período menfita. Durante este período, la capital, o al menos una de las principales ciudades, fue Menfis en el Bajo Egipto.mIgnoramos casi todo de los soberanos de las tres primeras dinastías. Se sabe que la unificación de Egipto se realizó gracias a ellos, y que sometieron paulatinamente a los jefes de las provincias, o nomos, reduciéndolos al papel de grandes dignatarios de la Corte, fundando así la nación egipcia. Tres reyes de la IVa. dinastía, Kéops, Kefrén y Micerinos, particularmente ilustres, construyeron las tres famosas pirámides de Gizeh cuyas masa colosales se yerguen aún a orillas del desierto líbico. Por esta época, los egipcios estaban en guerra con los semitas de Arabia. 2500 a1100 XIa. a XXa. dinastía. Período tebano. Cuando la realeza menfita se debilitó, el país se disgrego, y los principales del Alto Egipto tomaron el poder, haciendo de Tebas la nueva capital. Comenzó así el primer imperio tebano o imperio medio. Egipto volvió a ser poderoso y próspero, extendió sus fronteras, ocupando nuevamente Nubia al sur, rica en oro, y al nordeste la península de Sinaí, rica en cobre. Los reyes de la XIIa. dinastía favorecieron las ciudades del norte. Uno de ellos, Amenemhat II ordenó ahondar el lago Meris, destinado a regularizar las aguas del Nilo.
Hacia el año 2000 Egipto fue asaltado por los hicsos, pastores nómadas probablemente semitas, venidos de Asia, quienes luego de haberles sometidos a pillajes se instalaron como señores. Fueron arrojados a Palestina por Amosís I, el libertador, fundador de la, XVIIIa. dinastía. Comienza entonces, hacia 1600, el nuevo imperio tebano, abriéndose para Egipto, con la XVIIIa. y la XIXa. dinastías, una era de prosperidad material y de civilización brillante. Se desarrolla el comercio; se abre un gran canal que comunica el Nilo con el Rojo, se restauran los templos. Grandiosas construcciones celebran en Karnak y en Luxsor al todopoderoso Amón, la gran divinidad tebana; el Valle de los reyes se puebla de numerosas tumbas subterráneas en la que los faraones más ilustres, Tutmosis III, Seti y, Ramses II reposaran durante milenios al abrigo de curiosidades sacrílegas. El relato de sus expediciones está grabado en los muros de los templos de Karnak . Tutmosis III y Ramses II, grandes conquistadores, sometieron palestina y Siria (toma de Mageddo Cadesh, Karkemish). Se enfrentaron al poderoso reino Hitita, al que Egipto debió ceder Siria del norte. En el sur, la colonización egipcia se extendió más halla de la sexta catarata. 1100 a 525. XX!a. a XXXa. dinastía. Período Saita. Vino una larga serie de conflictos y de divisiones que entregaron a Egipto en manos de los, libios, etíopes y asirios (siglo VII). Sin embargo, aún se sobrepuso una vez más y fue liberado de la ocupación saita por un príncipe de Sais, del Bajo Egipto, Psamético III, quien fundó la XXVI dinastía (hacia 655). El comercio recobró su prosperidad; los edificios religiosos se reconstruyeron; el faraón Enkao trató de poner nuevamente en uso el canal del Nilo al mar Rojo; formó una marina y equipó una flota que, con marinos fenicios, habría dado en tres años, según la tradición, la vuelta a África, a la cabeza de los ejércitos egipcios, atravesó Siria, pero se enfrentó al rey de Babilonia, Nabucodonosor, quien le infligió una derrota (604). Egipto está agotado. Su último rey nacional, Amasis, asustado del creciente poder de los persas, busca el apoyo de los griegos, quienes fundan la ciudad de Naucratis, en el delta, y, después, de los lidios y los caldeos. Finalmente, bajo Psámetico III, el rey persa Cambises invade a Egipto y lo reduce a provincia del imperio persa (525). Comienza entonces la larga historia de dominaciones extranjera que padeció Egipto hasta el año de 1922.